Saturday, August 16, 2008

Luis Posada Carriles:Un Terrorista Internacional Protegido Por los Gobiernos de ARENA


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Acciones en Latinoamérica


Fue destinado a organizar los órganos represivos en Venezuela, primero en la Digepol y después en la DISIP. Estuvo vinculado a los planes de atentado contra dirigentes cubanos en Chile y en el atentado fraguado contra el presidente cubano Fidel Castro durante su visita a ese país en 1971; había obtenido y proporcionado al comando documentación falsa como miembros del equipo de televisión de Venezuela. También se relaciona con la desaparición de los funcionarios cubanos asesinados en agosto de 1976 en Argentina.

Cumplió diversas misiones criminales en varios países del área y diseñó un equipo de terroristas que envió a la DINA chilena durante el gobierno fascista de Augusto Pinochet.

Posada reclutó a los venezolanos Hernán Ricardo Losano y a Freddy Lugo para que fuesen los autores materiales del crimen de Barbados. Estos mercenarios colocaron las bombas que asesinaron a 73 personas, cuando un avión de la línea Aérea Cubana de Aviación explotó en pleno vuelo apenas unos minutos después de haber despegado del aeropuerto de Barbados el 6 de octubre de 1976.




Condena y Fuga


Fue detenido junto a Orlando Bosch Ávila el 7 de octubre de ese mismo año por ser los patrocinadores de este vandálico hecho. Cuando la policía de Venezuela detuvo a Posada Carriles, después de la explosión de la aeronave, descubrió en su oficina un mapa de la ciudad de Washington donde aparecía el recorrido diario que el asesinado ex canciller de Chile Orlando Letelier hacía para ir a su trabajo.

El 8 de agosto de 1982 Posada se fuga de la cárcel y logra introducirse en la embajada de Chile en Caracas, pero es reintegrado a la misma. El 4 de noviembre de 1984 vuelve a intentarlo y fracasa; finalmente, se fuga definitivamente de la cárcel de máxima seguridad en San Juan de los Morros, el 18 de agosto de 1985.

El Salvador se convirtió, desde 1985 y hasta el presente, en el santuario preferido de este terrorista cubano. En septiembre de 1985 se le unió al también terrorista de origen cubano Félix Ismael Rodríguez Mendigutía, quien llegó a El Salvador en febrero de ese año, con instrucciones del teniente coronel Oliver North de organizar el suministro aéreo a la contra nica y apoyar las actividades de contrainsurgencia en ese país.

En ese año, un grupo de terroristas de Miami visitan a Posada Carriles en su refugio en El Salvador y le sugieren trasladarse a Honduras, entre ellos Juan Pérez Franco, entonces presidente de la Brigada 2506 y Rolando Mendoza, ex mercenario de la Brigada 2506, quien también lo visitó en diciembre de 1988 para planear un atentado contra el presidente de Cuba cuando visitara Venezuela. Gaspar Jiménez Escobedo y Ramón Font se encuentran con él días antes de ser derribado el avión norteamericano que dio origen al escándalo en la Operación Irán-Contra.

El entonces vice Ministro del Interior de Nicaragua, Luis Carrión Cruz, denunció el 15 de octubre de 1986 la participación de terroristas cubanos en la guerra en Centroamérica y la presencia de mercenarios norteamericanos como pilotos, entre estos John Peavate, Bill Coope y John McCraine.




Los 90


El terrorista Posada Carriles continuaría su accionar terrorista contra Cuba en estrecha relación con la mafia de Miami

El 15 de julio de 1992 el terrorista Gaspar Jiménez Escobedo viajó a Honduras para entrevistarse con Posada Carriles con el objetivo de conseguir un lanza cohete RPG-7, de fabricación soviética, el cual se emplearía para dispararle al avión en que viajaría el presidente Fidel Castro a la II Cumbre Iberoamericana, en Madrid, España.

A finales de 1996, Posada Carriles ultima los detalles de las acciones terroristas que serían realizadas en el interior de Cuba. Se mueve entre El Salvador y Guatemala, con un nuevo pasaporte salvadoreño auténtico a nombre de Francisco Rodríguez Mena, adquirido en 1995.

En 1997 son reclutados por Posada Carriles los guatemaltecos Jorge Venancio Ruiz y Marlon Antonio González Estrada, quienes colocaron la bomba en el hotel Sol Palmeras de la cadena Meliá, en Varadero, Cuba, y dos artefactos preparados, colocados y descubiertos sin explotar; el primero fue encontrado en el interior de una cubeta plástica dentro de un microbús de una empresa turística habanera y el segundo, debajo de un estanquillo de ventas en la terminal No. 2 del Aeropuerto Internacional José Martí de Ciudad de la Habana. Los terroristas para viajar utilizaron documentación falsa.

Entre el 4 y 20 de marzo de 1998 fueron detenidos los ciudadanos guatemaltecos: María Elena González Meza de Fernández, Nader Kamal Musalam Barakat, conocido también como Miguel Abraham Herrera Morales y Jazid Iván Fernández Mendoza, vinculados con las explosiones en La Habana durante el año 1997. Estos tres guatemaltecos, junto a los salvadoreños Ernesto Raúl Cruz León y Otto René Rodríguez Llerena, detenidos también por las autoridades cubanas, formaban parte de la red de mercenarios centroamericanos contratados por Luis Posada Carriles y financiados por la FNCA.

El 15 de noviembre de 1997, el diario The Miami Herald, publicó un extenso artículo resultado de una investigación sobre las bombas colocadas en varios hoteles en Cuba y la conexión de estos hechos con una banda de delincuentes salvadoreños, asaltantes de bancos, residencias y ladrones de autos.

El diario determinó que Luis Posada Carriles fue el “cerebro gris” de las actividades y para ello recaudó 15 000 dólares en Miami.

Los días 11, 12 y 13 de julio de 1998 Posada Carriles, alias Bambi, reveló al diario The New York Times que había recibido 200 000 dólares de la mano del presidente de la Junta de Directores de la FNCA, Jorge Mas Canosa, para ejecutar acciones terroristas en Cuba. También reconoció que Cruz León trabajaba para él. Agregó que otros mercenarios que le respondían estaban en libertad. Después desmintió en el Canal 23 Univisión de la televisión en Miami tales afirmaciones.

En otro artículo Posada declaró: “La CIA nos enseñó de todo. Nos enseñó sobre explosivos, asesinatos, bombas, sabotajes. Cuando los cubanos trabajaban para la CIA, se les llamaba patriotas.”

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