Arturito:
Es realmente complicada la política de nuestro país. Nos cuentas que Ávila te llamó para pedirte asesoría en temas económicos cuando todavía no había sido proclamado candidato a la Presidencia.
De la misma forma ya vos eras candidato a la vicepresidencia desde hacía varios meses, pero por no ser carta del agrado de uno de los grupos económicos y políticos que esperaban que Rodrigo pudiese crecer por si sólo, te mantuvieron en silencio. Sin embargo la mala estrategia de campaña, el craso error en la escogitación del candidato presidencial, las diferencias del capital por defender cada uno su pedazo de pastel, la figura fortalecida de Funes y el agotamiento político de Arena, hicieron que contar lo que ya era un secreto a voces, tu nominación, resultara necesario.
Te respeté por tu, y ahora estoy clara, aparente valentía, la que finalmente se diluyó en cuanta concesión pudiste hacer, esperaba más de ti y de tu familia. Dices ahora admirar a Rodrigo cuando éste sólo es digno de lástima por su escasa capacidad, de la que dicho sea de paso, en cuanto círculo te encontraste tantas veces has hablado y opinado que debían haberte llamado desde el inicio.
Creo que debiste reservarte para mejores momentos y no apostar a perdedor o segundón, algo que nunca habías hecho por lo que la curiosidad me carcome al pensar qué paja pudieron darte, cuánto de influenciable eres o cuánto de plata te ofrecieron. En cualquier caso perdiste el favor de mi criterio y de muchos salvadoreños, de los pocos para los que pudiste ser una figura importante, pues los de a pie, los de bus, los del campo, esos, ni te conocen.
En cuanta entrevista has dado dices que no pactaste nada y entonces me pregunto cómo vas a ser parte de una Alianza Ciudadana sino hay compromisos serios, qué garantías tienes que el suprapoder cumpla con tus "sueños". Definitivamente nunca fuiste la alternativa de centro independiente que nos querías vender, sos más de lo mismo, eres agua de la misma laguna, arroz del mismo costal, hebra del mismo vestido.
Arturo, has caído en el pozo más hondo del descrédito, lamento profundamente tener que decirlo.
Saludos,
Sandra Barraza
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